CASA DE DON ANTÓN GARCÍA DE
BONILLA
Es una casona propia de la
arquitectura civil y urbana del Siglo XVII, con dos plantas construidas con
paredes de tierra pisada o tapia, cubierta de madera y teja española. Perteneció a
Don Antón García de Bonilla, notable vecino y encomendero de la ciudad de Ocaña. En
esta casona funciona el museo que lleva su nombre desde febrero 23 de 1973, fue
declarada “Bien Cultural de Interés Departamental” en diciembre 31 de 2003,
adquirida y restaurada por el Ministerio de Obras Públicas se inauguró en mayo
7 de 2004. Frente a su fachada posaba una estatua de la india Leonelda, una
especie de Gaitana o India Catalina que los ocañeros le han creado a su modesta
población indígena. Leonelda fue removida y en su lugar se colocó una estatua
ecuestre del legendario Don Antón García.
EL MUSEO ANTÓN GARCÍA DE
BONILLA
Se inauguró el 23 de febrero de
1973, en la casona que fuera del encomendero Antón García de Bonilla, hijo del
cofundador de Pamplona y de Ocaña, que tenía su mismo nombre. La casona fue
adquirida por el Ministerio de Obras Públicas y se inauguró el 7 de
mayo de 2004.
Tiene una arquitectura doméstica urbana, colonial del siglo XVII con dos plantas de paredes de tapia pisada, cubierta de madera y caña brava con teja española. Tiene corredores en la planta baja, un jardín que queda frente al costado oriental y seis habitaciones.
Fue declarada Bien Cultural de interés departamental el 31 de diciembre de 2003.
La colección se muestra en cuatro salas de exposición y cuenta con un depósito para colecciones temporales
Tiene una arquitectura doméstica urbana, colonial del siglo XVII con dos plantas de paredes de tapia pisada, cubierta de madera y caña brava con teja española. Tiene corredores en la planta baja, un jardín que queda frente al costado oriental y seis habitaciones.
Fue declarada Bien Cultural de interés departamental el 31 de diciembre de 2003.
La colección se muestra en cuatro salas de exposición y cuenta con un depósito para colecciones temporales
LAS PLAYAS DE BELÉN
Un
pequeño poblado que recuerda a un pesebre y atrae por su paz, quietud y
tranquilidad, pero sobre todo, por su gigante amigo: El Parque Natural de los
Estoraques, de cuatro millones de años.
La
pasión por el descanso inspira a este prodigioso lugar de Norte de
Santander, ubicado a 45 minutos de Ocaña, la segunda ciudad del departamento.
El azul del cielo que lo abriga, la impactante quietud, la paz y el
silencio son los mayores atractivos de este pueblo neocolonial, que para
algunos parece un hermoso pesebre por el color blanco de sus casa que rodean el
un tesoro, Los Estoraques.
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